DURANTE
UN SUEÑO
Isidro se durmió un poco tarde esa noche,
estaba hastiado de jugar él solo a las cartas, de divagar, de leer, y de tocar
su vieja guitarra, la portería en la que vivía tan desnuda y húmeda tan solo
invitaba a esa hora de la noche a hundirse en la cama y aprovechar las pocas
horas de sueño que le separaban del amanecer.
Durante el sueño Isidro tuvo una visión
luminosa y esperanzadora, una voz de chica unida a una luz estelar acompañó a
Isidro con suaves cánticos y perfumes celestes, le declaró que su nombre era
Almudena, y que volvería a verla en sueños de diferentes colores.
Antes de volver a la fuente relampagueante de
la que nacía, le confió una palabra mágica que debería repetir 7 veces durante
el día y la noche a la hora que el estimase oportuno y conveniente.
Al día siguiente, ya despierto, Isidro no
sentía extrañeza ni miedo alguno, conocía de sobra la voz de Almudena sin
explicarse el motivo.
Realizó 7 veces la entonación de la palabra
mágica en distintos puntos del día, y la verdad que no pasó nada
extraordinario, le entraron, eso sí, ganas de tomar un té con arena de
almendras, y al levantar la jarra de barro encontró un a pequeña semilla
corriente y moliente pero que no recordaba haber dejado sobre la mesa en
absoluto.
Isidro no lo pensó mucho y se animó con una
pequeña maceta a plantar la semilla, entonó una antigua canción de su Madre
mientras hacía caer el agua y se puso a hacer otra cosa.
A lo largo de los días y semanas, una
brillante y esplendida planta crecía en su tercera maceta. Isidro volvió a
soñar con Almudena y ella le comunicó que se encontrarían pronto de nuevo, por
lo que le enseñó nuevas canciones y palabras para la ocasión.
La estancia de Isidro, a dos semanas del
sueño, era guardada con la sola presencia de esta planta, similar a Geranios,
pero más grande y adornada con flores.
Cuando el día llegó; la planta emitió una luz
intensa, blanca y líquida, y asimismo se acumulaban en el suelo minúsculas
cenizas que se evaporaban en bellas y juguetonas incandescencias.
Ahí estaba Almudena, un antepasado lejano que,
habitando el sueño de Isidro, había llegado a materializar a través del ciclo
natural de la planta y de la entonación adecuada de las palabras mágicas.
Isidro no cabía en alegría y gozo.
Mi Abuelo Isidro me legó una guitarra vieja,
en mi cumpleaños n°18, no fue hasta mucho después que me animé a restaurarla
modestamente para sacarle el potencial que merecía, había sido construida según
mi Abuelo hacia 2 siglos, por un maestro Andaluz, y por lo visto era el único
ejemplar que quedaba de su obra, este artista procedente de la ciudad de Sevilla guardaba relación no muy clara con la
familia de mi Madre, o sea sus Tataratataraabuelos etc.
Esta Guitarra en cuestión es una Española de
madera ligera y adornada con el dibujo de un sol y una Luna, ambos sonrientes,
y como no, en el mosaico un ramillete de flores, aunque dibujadas (a mano
enteramente) de manera poco habitual.
Hay también pintadas siete estrellas en el
clavijero y curiosamente no resultaba hortera el ornamento pues quedaba
original.
En cuanto al sonido, el tiempo había apagado
algunos matices al principio de tenerla, en cuanto la restauré, el instrumento
recuperó un sonido vigoroso y contagioso, la madera vibraba como pocas al
pulsar un acorde y se notaba si era mayor o menor en la boca del estómago, de
manera muy dulce y agradable.
A todo esto, hubo una experiencia muy bonita
que viví junto a mi pareja de nombre Ángela.
En un recorrido que hicimos una noche anterior
a mi 34 cumpleaños, nos sentamos como cualquier pareja y me animé a tocar la
guitarra, las estrellas se vislumbraban perfectamente al estar apartados de la
urbe, y en fin sonaron algunas piezas y canciones de corte clásico, moderno y
hasta flamenco, o por lo menos me defiendo en algún que otro palo.
-¿Por que no tocas la canción de tu
Abuelita?-, me susurró sonriente y feliz Ángela.
Y bueno, se trata de un tiempo lento y
sencillo, que no por ello fácil con una letra que dice así.
-
A cada niño le canto esta noche
para que vean y sientan la armonía de las estrellas.
-
Podemos respirar la fresca lluvia con
el alma del lejano firmamento.
Mi Abuelo llegó a componer canciones para cada
día de la semana, y así era ésta que correspondía de la noche del Sábado al
Domingo.
A este tema la gracia se lo lleva el saber
aplicar la cadencia adecuada.
-Cántala más despacio- me propuso Ángela
acariciándome la mano.
Así lo hice y al mirar a mi prometida un
chispazo brotó entre nosotros y las cuerdas de la guitarra hablaban como una
criatura viva, todo se hizo silencio a nuestro alrededor y los colores de la
guitarra cambiaban como un camaleón.
Las notas y palabras del poema se hicieron
líquidos y hondos, y se nos reveló esa noche aquello del color sabor y olor de
la música.
Arriba en el firmamento las nubes en la noche
dejaban ver rostros varios y sobretodo las estrellas brillaban y danzaban a
nuestro son, que parecía recorrer sus familiares constelaciones.
P.D- Mi Mujer y yo recordamos con mucha
alegría y cariño aquella noche de Amor.
EL
COLOR DE LA PRIMAVERA
Cuando la Primavera anunció su llegada, diseñé
un talismán propio e imaginario constituido de un poema que recitado en el
momento preciso, puede abrir la mente y el alma para hacer entrar las
maravillas de esta estación en el corazón de la persona que lo desee.
Al lado de mi casa hay un pequeño parque que
al llegar la primavera abastece de Almendras a mi vecindario por unos pocos
días. La verdad que a parte de esto, parece un parque corriente, pero al
recitar el talismán, de frente a un arbusto por ejemplo, éste se nos muestra
tal cual es, uno puede viajar en el tiempo sin moverse y observar el fino y
delicado vaivén de las ramas y hierbas, que nos regalan un dulce e íntimo
momento que yo por ejemplo recuerdo siempre.
Tuve otra experiencia interior y especial al
llegar a una moderna aunque remota estación de tren. Hacía como 20 años que no
pisaba esa provincia, al salir del túnel, y llegar a la estación pude ver,
también en Primavera, una escena de hace 500 años a pesar de lo contemporáneo,
en la que todos los elementos que compusieron por ejemplo la cultura
Castellana, siguen en su sitio y con su espíritu intacto.
Los colores Primaverales iluminaban lo que
parece que no se ha inmutado de nuestra obra, aunque todo y todos tenemos
nuestro sitio evidentemente. Lo curioso es que no recité el Talismán, tal vez
no fuera ya necesario.
En otra ocasión junto al Mar Mediterráneo el
Aroma cálido y el Sol triunfante, volvían a trasladar mi imaginación a períodos
antiguos.
Un hombre se me acercó y me dijo: Yo también
conozco ese poema, si quieres te enseño a cantarlo y verás.
- Relatos escritos por Miguel Laguna Crespo.
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